domingo, 9 de agosto de 2015

¿Bloggear, o no bloggear? He ahí el dilema.

La pregunta no es vana, pues a menudo me pregunto si me sirve de algo escribir en estos blogs, sobretodo después de comprobar que "Ninfas del Infierno", que es la novela que menos estoy promocionando, se está vendiendo tan bien o un poquito mejor que mis otras obras.


Es cierto, que se supone que estas ninfas se venden solas. Son las aventuras, tanto sexuales como épicas, de una raza de mujeres muy guapas, que tienen una particularidad en común. Que cuanto más sexo tienen, más fuertes son. Y por lo tanto, si es cierto lo de que el sexo vende, entonces, tampoco necesita tanta promoción.


Aunque la verdad es que si este blog, dedicado a la "Ninfas del Infierno", tienen tan pocas entradas, es más bien por una cuestión de escrúpulos, o de tener miedo de que se me reconozca exclusivamente por haber escrito una novela subida de tono, que del resto de mi creciente obra.


Pero de momento, dejando a parte si es verdad o no que bloggear sirve para darme a conocer, os dejo aquí, lector curioso, una serie de retratos que hice de actrices porno, pues es gracias a este género (como conté en blogs anteriores), de donde surgió la idea fundacional de las "Ninfas del Infierno.


Porque sigo considerando que están poco valoradas, que deberían decidirse a participar en el cine convencional. Y además, estoy en contra de esa idea retrógrada de que si una mujer está buena, entonces, solamente sirve para follársela.

viernes, 14 de marzo de 2014

La presencia de la mujer en la ciencia ficción.

Tradicionalmente, la ciencia ficción, estaba dirigido a un público masculino, sobre todo cuando en este género se añadía ingredientes de terror, de acción y de aventura. Por lo tanto, los personajes femeninos solían ser criaturas débiles e indefensas, que normalmente eran capturadas por el villano de turno, para que el héroe demostrase su valía y su arrojo en un rescate de proporciones épicas.
Supongo que por este motivo, la mayoría de las chicas no se sienten seguras cuando entran en una tienda de comics o en una librería especializada en este género.
Pero yo soy uno de esos autores que apuestan por esa tendencia de que la protagonista sea mujer. Es cierto que suelo usar este recurso como gancho sexual para atraer al lector masculino, como es el caso de "La Asesina Escarlata", donde la protagonista luce palmito en la portada. Sin embargo, lo cierto es que fui criado entre hermanas, que hoy en día son mujeres fuertes e independientes. Por esta razón sé que si una mujer quiere prosperar en un mundo de hombres, tendrá que esforzarse por ser mejor que ellos.
Los precedentes que argumentan esta decisión son muchas. Tenemos a la teniente Ripley de la saga de los Aliens, a Trinity, de Matrix, a Padme Amidala y Leia Organa de Starwars, a Laureline, la eficiente compañera de Valerian, a la mayor Kusanagi, de Ghost in the Shell, a Lara Croft de Tomb Raider...
Esta lista es aún más larga, pero el logro de estas mujeres no es que atraigan al público masculino. La verdadera hazaña de estas heroínas, es que consiguieron que el público femenino se interese por este género, ya sea porque se veían identificadas con ellas, o porque demuestran que una mujer puede enfrentarse a los mismos peligros que un hombre, tan bien o mejor que ellos.
De ahí, los gustos de Winoma Rider, Zoe Saldana o Moon Bloodgood, que son seguidoras confesas del género de ciencia ficción, y siempre que pueden, aceptan trabajar en este género.
Por esta razón, el protagonista de "El planeta de la noche eterna" es de género femenino, para atraer a las lectoras. Es una oficial de seguridad que tiene que enfrentarse al sabotaje de su nave espacial, y lo hace tan bien como un hombre (bueno, un hombre se hubiera desmayado después de haberse quitado la bala de la pierna).
Y lo mismo sucede con "La Asesina Escarlata", que el protagonista, al tener amnesia, una de las primeras cosas que descubre es que es una mujer, que no deja de ser una metáfora del hecho de que uno no decide nacer siendo de un sexo o del otro.
Y también está el caso de la "Ninfas del Infierno", pero al ser un relato tan erótico y festivo, está claro que mi intención es más bien, atraer a los hombres al género de ciencia ficción.

domingo, 19 de enero de 2014

Mi novela erótica de baúl (o lo que sucede cuando uno pasa demasiadas noches solo).

He decidido, pues, publicar en Amazon "Ninfas del Infierno", una novela erótica que escribí en mis noches de universitario solitario.
Tengo que avisar, antes de nada, que esta obra está dirigida a un público exclusivamente adulto, debido a su elevada carga sexual, y a la violencia visceral de las secuencias de acción. Sin embargo, intentaré que las entradas de este blog (gratuitas y de dominio público), sean más asequibles para todo el mundo.
Me gustaría aclarar cómo se me ocurrió escribir semejante relato, y para ello, tengo que retroceder en el tiempo a mi época de universitario, cuando empecé a descubrir los pequeños placeres de la vida adulta semi-independiente, como ir al cine, al ciber, comprar manga, o alquilar películas en el videoclub.
Fue en este último lugar donde tuve la primera oportunidad de mi vida de poder ver cine subido de tono (sí estoy hablando de porno), y durante unas cuantas temporadas, estuve alternando el visionado de cine comercial, con el de las chicas que se lo pasaban bien.
Y es que por esta razón, un hombre sano como yo se interesa por este género, porque me gusta ver chicas guapas que se están divirtiendo.
Sin embargo, aquí encuentro el primer inconveniente para el disfrute de este tipo de producciones, y es que las películas porno tienen el mismo defecto que las películas de zombies; vista una, vistas todas.
De ahí que alternara el alquiler de estas películitas con la del cine comercial. Al fin y al cabo, si consumo estos productos de entretenimiento es para combatir el aburrimiento de mi mente de friki.
Empecé a plantearme si sería posible hacer una producción de cine porno que tuviera todo lo que me gustaba del cine comercial. Así fue como comencé a escribir, casi de manera inconsciente, un relato protagonizado por mujeres hermosas, que son tan buenas en la cama como en el campo de batalla, y que vivieran aventuras en un ambiente de ciencia ficción épico, en un universo tan oscuro como luminoso.
En cada capítulo, me aseguré que las protagonistas vivieran una de mis fantasías sexuales más recurrentes, y que superaran alguna escena de acción, de peleas, disparos o persecuciones, de esas que hacen tan bien en Hollywood.
Y he de confesar que la experiencia fue gratificante, porque cuando por fin acabé con esta novela, me sentí purgado, con la mente liberada de un equipaje que me estorbaba.
No obstante, cuando terminé la carrera y me puse en la búsqueda de una editorial que publicara mis escritos, me encontré con el primer escollo. ¿Cómo vender una novela tan extraña como la mía, en la que mezclaba excitantes escenas X con trepidantes escenas de acción? Aprendí que en el mundo editorial, puede ser un gran inconveniente ser tan original (y de ahí que todas las historias se parezcan).
Probé con un par de editoriales, una que al final me ofreció autoeditar (pagando yo antes, por supuesto), y otra que me respondió con la famosa carta de "en estos momentos no podemos publicar su novela". Tras estros fracasos, aparté a mis "Ninfas del Infierno" a un rincón de mi disco duro, y me concentré en otros proyectos que podrían ser más comerciales, más fáciles de vender.
Y hoy en día, que estoy probando con Amazon, he decidido recuperar esta novela, dirigida a los tipos solitarios, y a las amas de casa aburridas que quieran compartir una aventura épica con su marido.